Uruapan, la segunda ciudad más importante de Michoacán, se alza como la capital mundial del aguacate, una tierra donde la naturaleza y la cultura se funden en un escenario único. Rodeada por la majestuosidad de la Meseta P’urhépecha, esta ciudad es un destino que seduce con su historia, su gente y su riqueza natural. En su corazón fluye el “río que canta”, cuyas aguas cristalinas han dado vida a la Barranca del Cupatitzio por generaciones, convirtiéndose en un símbolo de fertilidad y abundancia.
El legado de Don Vasco de Quiroga aún se percibe en la huatápera de Uruapan, un sitio emblemático que resguarda siglos de historia. Pero la huella del pasado va aún más allá, en el sitio arqueológico de Tingambato, un vestigio de las civilizaciones prehispánicas que habitaron estas tierras mucho antes de la llegada de los españoles.
Uruapan y sus alrededores son un paraíso para los amantes de la naturaleza. Cascadas imponentes como La Tzaráracua y La Cañada de las Vírgenes ofrecen paisajes impresionantes, rodeados de espesa vegetación y senderos que invitan a la aventura. No muy lejos, en Nuevo San Juan Parangaricutiro, el Santuario del Señor de los Milagros se erige sobre las ruinas de un pueblo cubierto por la lava del volcán Paricutín, un testimonio de la fuerza de la naturaleza y la resiliencia de su gente.
Los pueblos de la Meseta P’urhépecha son guardianes de tradiciones ancestrales y hogar de algunos de los mejores artesanos de México. En Paracho, el sonido de las guitarras resuena en cada callejón, mientras que en Cocucho, las manos hábiles de los artesanos moldean cocuchas monumentales, vasijas de barro que han pasado de generación en generación. En Nurio, Zacán y Pomacuarán, el arte textil cobra vida en rebozos y gabanes finamente tejidos.
Cada año, Uruapan se convierte en el epicentro de la creatividad y el talento con el Tianguis Artesanal de Domingo de Ramos, el más grande de América Latina, donde más de un millón de piezas elaboradas a mano muestran el ingenio y dedicación del pueblo P’urhépecha.
La gastronomía de Uruapan es un reflejo de su identidad. Aquí, la cocina tradicional es más que un deleite, es un legado vivo. Platillos como las corundas, los tamales triangulares envueltos en hoja de maíz, el churipo de res, un caldo espeso con chile rojo y carne, y la barbacoa cocida bajo tierra, son verdaderos manjares que han conquistado paladares por generaciones. No es coincidencia que la UNESCO haya encontrado en esta región los sabores auténticos que ayudaron a la cocina mexicana a ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Las costumbres P’urhépechas siguen latiendo con fuerza en esta tierra. Cada año, el Festival de la Raza P’urhépecha en Zacán celebra la música, la danza y las tradiciones de esta comunidad. Es aquí donde la pirekua, el canto tradicional P’urhépecha, ha sido reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Uruapan es un destino que no solo se visita, sino que se vive. Entre la magia de su gente, la belleza de su entorno y la riqueza de su historia, este rincón de Michoacán deja huella en cada viajero que se aventura a descubrirlo.